lunes, 1 de octubre de 2012

Empezando de cero

"Lo que me cautivaba de ti era que me hacías acceder a otro mundo. Ese mundo me encantaba. Podía evadirme entrando en él, sin obligaciones ni pertenencias.
Contigo me encontraba en otra parte, en un lugar extranjero, extraño a mí mismo. Me ofrecías el acceso a una dimensión de alteridad suplementaria, a mí que siempre rechacé cualquier identidad y fui acumulando identidades que no me pertenecían" -André Gorz

15 meses que se van lentamente...
¿Qué son 15 meses?

Podría ser el tiempo en que se construye una vida, o en que se reconstruye otra. Se toman las piezas rotas, se busca un reemplazo para aquellas que no tienen salvación, se acomoda todo casi como estaba y, aparentemente, todo vuelve a funcionar. Esos son 15 meses. Q-U-I-N-C-E. Son nuevos recuerdos, nuevas lecciones y nuevas advertencias de la vida. Son una salida sorpresiva de la prepa, una entrada a la universidad, unos cuantos exámenes con unas cuentas calamidades como calificación. Son medicinas nuevas y dolorosos episodios de colitis. Horas de desvelo, noches de insomnio. Son ensayos de literatura a medias, de Marx, de Smith intentando descifrarlos. Son dos psiquiatras distintos. Son muchas, muchas fotografías, y pocas que me guste ver. Una cortada en la pierna, unos cuantos moretones en el brazo. Muchos libros nuevos. Ropa que jamás creí usar. Un diploma que nunca llegó. Flores. Otoño. Frío.

Son más de 450 días con muy pocas comidas decentes. Más de 400 días con escasos encuentros, escasas palabras, uno que otro favor, sin sentirte. Más de 400 días sin que platiquemos por mas de 10 segundos. Son 15 meses, un año 3 meses, un año sin ti. Un año de reconstrucción sobre arena. No te puedes ir, no me puedo mover. Aquí sigo, donde empecé.

Incontables reproducciones de "Soñé" y al menos 20 libros que pasaron por mis manos. ¿Qué más es? Son dos visitas al cementerio, dos y nadamás. Son horas de ocio rondando una que otra foto que llegué  a encontrar, tratando de descubrir los rasgos que conocí en la piel de un pasado que no se reconcilia con mis recuerdos. ¿Cómo has podido estar sin estar por un año? ¿Cómo logras semejante farsa? Aún creo que llegarás, aún creo en ver juntos unos cuantos videos, en pasar horas sin hacer nada.

Un año en donde me perdí de muchos festejos, de navidad, de dos de mis cumpleaños. Mi pez murió. Rayé un poco mi espejo. Golpeé la pared, ya no es novedad. Pero no vuelves, no llegas, ya no quiero esperar. Ya no veo como alcanzarte. Angel entró a la secundaria, naye saldrá de la primaria. Ambos siguien teniendo 10 años en mi cabeza ¿Cuantos tienen en realidad?

Dejé de ver las cosas de color de rosa. Tuve dos intentos de novio, ninguno se concretó. Uno no me soportó y otro al que yo no soporté. Alguno me contactó ebrio para declararme sus penas tardías y después darme la espalda. Fui a un concierto. Me gustan las iguanas. Me gustan las gerberas. Me gusta el color rosa más de lo que me gustaría admitir. Descubrí a Ed Sheeran. Pasé tres noches sin dormir tratando de completar para ti el mismo párrafo de una carta. Comencé a llevar clases en la tarde y conocí lo que es llegar a casa a las 11 de la noche. Grité en mi biblioteca. Hace un rato casi me caigo de las escaleras.

Comencé a decir palabras de amor. Me enamoré. Comencé a leer incansablemente dramas y sentir celos. Comencé a tomar las medicinas por necesidad y no por hastío. Alucino a mitad de las clases. Me empecé a burlar de mi  misma, odio admitir que me empecé a burlar del mundo en general. Critico a quien no escribe bien cuando yo misma no sé escribir. Pero no juzgo, no se debe juzgar lo que no se puede entender. Mar me volvió a hablar, pero no me saluda en el metro. Él se borró de la vista. Intenté hacer un pastel. Fer se ha quedado conmigo, aún sabiendo que es como quedarse sin nadie. Me he tragado muchos "te extraño", aunque pensándolo no puedo extrañar a quien vive dentro de mí.

Y sin embargo, es cruel aceptarlo, a ti te extraño. ¿Ya no vives dentro de mí? Sí, estás lejos. Pero no quiero alejarte dentro de mí. Tal vez te ahogué entre tantos gritos y lágrimas, tal vez te dejé ir. Armé un rompecabezas. Creé un blog cuando creí enamorarme. Dejé de escribir justo después de crear el nuevo blog. Me robaron mi celular. Mi iPod sorpresivamente sigue vivo. Me compararon una lap.

Encontré un oso con traje y sombrero de guardia inglés, también un elefante viejito. Ya no sé usar comas y a veces dudo dónde poner los puntos. Tal vez pensé una que otra grosería. Sigo son soportar el "güey". Conocí Chedraui. Comí helado en cono y no en vasito. Tuve un gran ataque acnéico. Me regalaron un anillo. Compré un florero que muy rara vez tiene flores. En mi celular se fueron las únicas fotografías que saqué de ti. Te perdí a ti. A veces me duele mucho todo, pero no se lo digo a nadie.

De alguna manera dueles. Logras dolerme cuando menos lo espero. No como el dolor amortiguado de quien acepta una perdida, sino como una punzada de quien se da cuenta una y otra vez, con ciertos intervalos de tiempo, que jamás volverá a estar junto a quién más ama. Quince meses, sigo aquí. En el mismo punto. No admito en voz alta lo mucho que haces falta. 

¿Sabes lo que son 15 meses? 
Son cartas de más de mil palabras en las que no dejo de repetir que te extraño a sabiendas de que esta situación se vuelve molesta, insoportable. Sin remitente. Son muchos sinónimos para lo mismo. Te extraño.

Es un año. Tres meses. Unos 15 días.

Es un tiempo de desolación que a fin de cuentas, no se mide.

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